El Divorcio

septiembre 14, 2020

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El Divorcio
Photo by Micheile Henderson on Unsplash

Cuando hemos tomado una decisión, convencidos o no, de compartir nuestra vida con otra persona le ponemos a esta idea mucha fe, esto no quiere decir que se dé todo de si para que esto funcione, pero sí que quien lo decide tiene mucha esperanza de que las cosas funcionen y puedan ser felices.

Así inician todo tipo de relaciones, con ilusiones, esperanza, sueños y mucha emoción, pero no todo sale como deseamos, y es que las relaciones requieren mutuo cuidado, atención y trabajo; como les decía en mi artículo anterior “El amor que madura” las relaciones deben madurar se debe aprender a llegar a acuerdos y a convivir con esa persona; sin embargo, esto no ocurre en muchos casos y las razones pueden ser muchas.     

Cuando se ha llegado a un punto de quiebre, ya sea porque simplemente el amor se acabó o por que se   dio unadependencia afectiva de la cual se está logrando salir, la mente se vuelve un torbellino de emociones, ideas y preguntas que cuesta mucho apaciguar, sin lugar a duda, recuperarse de este tipo de situaciones toma tiempo pero no es imposible.

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Como mencioné en mi artículo sobre “El Duelo” todo cambio que marca un antes y un después en nuestras vidas arrancará este proceso por lo cual es importante dejar que cada fase cumpla su tarea, de esta forma se podrá cerrar apropiadamente este capítulo.

Y es que las relaciones sentimentales son un capítulo en nuestras vidas, importante por supuesto, pero no lo son todo, entonces recorramos las principales preocupaciones que, en mi experiencia, afectan a quienes lo atraviesan.

Los hijos:

Este será el punto más largo de todos los que vamos a tratar, ya que, si una apareja no tiene hijos el proceso puede llegar a ser más corto, incluso las implicaciones legales son distintas, pero al haber seres humanos de por medio el asunto debe manejarse con mucho más cuidado todavía.

Lo primero es: ¿cómo decirles lo que está pasando? Es importante que bajo ningún concepto los hijos se vean involucrados en las diferencias de los padres y peor todavía traerlos al mundo con el fin de solucionarlas. El punto clave aquí es que los chicos deben conocer este tipo de decisiones una vez que se han tomado de forma definitiva y la mejor forma de informarles es juntos, siendo claros y usando palabras que ellos puedan entender, dejando claro que lo que está pasando no tiene que ver con ellos y que sus padres nunca dejarán de quererlos, otro punto importante a tomar en cuenta es que no es el momento de discutir ni de echarse la culpa, las razones por las cuales la pareja ha decidido separarse son solo de ellos y no deben ser discutidas frente a los hijos y peor pedirles que tomen bandos.

Es importante considerar que este proceso también va a afectar a los chicos y por ello lo mejor es tratar de mantener lo más posible la estabilidad, para ello es importante que se trate de llevar una relación pacífica entre los padres, al menos en este tema; la idea es tratar de mantener las normas y reglas en los dos lados, al fin de evitar que los chicos aprendan a manipular a sus padres para conseguir cosas, para esto la comunicación es muy importante, aunque estén separados los padres deben ser un frente unido para la crianza de sus hijos. Con el propósito de mantener dicha estabilidad lo más recomendable es que todas las decisiones que involucren al menor se tomen en conjunto analizando que es lo mejor para él o ella, dejando de lado las rivalidades e intereses personales.

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Otro error muy frecuente es hablarles mal a los hijos del padre o la madre, esto puede traer consecuencias muy fuertes, primero para él o la pequeña, ya que nacerá una necesidad de demostrar lealtad a alguno de los bandos lo cual genera conflicto, imaginen lo que es pedirle a un niño que juzgue a un padre y glorifique al otro, teniendo como base la apreciación de un adulto con mucho dolor e ira en su corazón, lo más probable es que más adelante estos sentimientos negativos regresen y se enfoquen en la persona que los puso ahí en un inicio.

Es importante tener en cuenta que los chicos observan todo lo que hacemos y aprenden de ello.     

Ahora, los roles que los padres desempeñan después de un divorcio son muy importantes, quien tiene la tenencia de los hijos debe confiar en el otro en cuanto a lo que responsabilidades se refiere: la educación, los llamados de atención, el acompañamiento en las tareas, las reuniones y asuntos escolares se deben compartir; es importante que quien no tiene la tenencia no sea considerado solo padre de fin de semana que complace gustos, caprichos y el responsable de proveer dinero, la mejor forma de conseguir eso es manteniendo una comunicación pacífica, ya que, los hijos los unirán toda la vida aún si no sienten nada el uno por el otro, lo mínimo es el respeto; para esto yo sugiero que la tenencia sea compartida de tal forma que puedan tener tiempo de calidad con los dos lados.     

Los bienes y las pensiones alimenticias:

Lo más justo es que todo lo que se ha adquirido en pareja se divida en partes iguales entre los dos, sin embargo, esto no se da en todos los casos porque muchas veces se intenta usar esto como una forma de dañar a la otra persona, en otros casos una de las partes renuncia a todo con el fin de darles comodidad a sus hijos.  

En cuanto a las pensiones alimenticias, este es un tema muy delicado ya que hay mucha gente que se las ha ingeniado para evadirlas, dejando sola a la persona que mantuvo la tenencia de los hijos con todos los gastos, sin embargo, está la otra cara de la moneda donde se busca evitar que la otra persona siga adelante con su vida tratando de disminuir al mínimo sus ingresos.

Es un error muy grave usar a los hijos como rehenes a cambio de una pensión esto puede generar en los niños el Síndrome de alienación parental que discutiré a fondo en otra oportunidad.  

He juntado estos dos temas ya que suelen ser usados para manifestar la ira y el enojo que envuelve un proceso de divorcio, si a esto le sumamos los “concejos” de amigos y familiares y la guía errada de algunos profesionales en derecho; obtenemos como resultado el firme propósito de dejar sin nada a la otra persona; ante esto es importante considerar que el crecimiento de los padres, económico y emocional se verá inevitablemente reflejado en el crecimiento de sus hijos, por ello, el pretender desentenderse de ellos o dejar a uno de los padres sin la capacidad económica de crecer, solo generará conflictos, resentimientos y problemas que eventualmente se reflejarán en los más pequeños.

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El tiempo “perdido”:

Muchas veces el divorcio deja en quienes lo viven una sensación de fracaso que en ocasiones los motiva a dar vuelta atrás, aunque no haya sentimientos a los cuales aferrarse para revivir una relación, sentir que esos años junto a esa persona no han servido de nada, que se han desperdiciado; genera frustración e incluso depresión. Sentir este tipo de cosas es muy normal, cuando se ha invertido tanto en una relación. También se puede llegar a sentir culpa de frente a los hechos que llevaron a que todo termine; ante esto es importante recordar que no hay tiempo perdido donde hubo aprendizaje y que todas las experiencias que vivimos nos enseñan algo.

Si se enfrenta dificultad para superar este tipo de emociones es necesario buscar ayuda.

Los celos:

Eventualmente los dos verán la necesidad de seguir con sus vidas, cada quien lo hará en el momento que se sienta listo para hacerlo, sin embargo, la sola idea de que esto ocurra puede hacer del proceso de separación algo mucho más complejo, esto se debe a que de cierta forma se considera como “propiedad” a la otra persona; pensar que encuentre a alguien más que ocupe ese lugar con quien podría hacerlo mejor, tener más hijos y concretar planes que no se consiguió en el pasado, puede ser realmente inquietante. En este contexto es importante entender que aún dentro de una relación no podemos considerarnos propietarios de otro ser humano, dejando eso de lado es lógico buscar compañía, alguien que acepte ese pasado y lo respete entendiendo que el amor y la atención por los hijos no deberá cambiar por causa de esta nueva relación, que no se deberá entablar una competencia por atención si no que se debe aprender a equilibrar mejor el tiempo entre las responsabilidades paternales y de pareja.

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Es importante tomar en cuenta que antes de iniciar una nueva relación lo mejor es darse primero un tiempo para reconocerse, para asimilar lo aprendido y de esta manera asegurarse de no caer en el mismo círculo con otra persona, o peor aún pretender usar a alguien más para desquitarse de la pareja anterior o aplicar que “un clavo saca otro clavo” no hay expresión más herrada que esta, no se usa un ser humano para olvidar a otro, esto solo crea más sentimientos negativos y confusión; permítanse concluir su proceso, elaboren su duelo y luego con toda la experiencia ganada y los puntos claros, intenten otra vez, todos tenemos derecho a conseguir alguien que nos acompañe a ser felices.   

Si bien es cierto lo que he descrito son situaciones ideales y llegar a ellas no es fácil, pero les cuento que tampoco es imposible, si ven que esto les está costando busquen ayuda para superar este proceso, pongan distancia con gente que pretenda guiarlos por un camino de venganza y resentimiento, comprendan que todo el daño que se hagan tendrá testigos que inevitablemente pagarán las consecuencias y estos testigos son sus hijos; ha llegado el momento de hacernos cargo de nuestras emociones y conflictos como adultos con el fin de enseñarles a ellos a hacer lo mismo dándoles herramientas necesarias para hacerlo.

Si no cuentas con estas herramientas y enfrentar este proceso te está resultando difícil, te invito a hacer una cita conmigo, juntos encontraremos la mejor forma de enfrentar este nuevo reto.

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