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Mi pareja o mi familia
Cuando hablamos de relaciones de pareja, de esas que han decidido compartir su vida, hay un tema que siempre aparece en terapia y es la familia, me refiero a los suegros, las cuñadas y cuñados; como hablamos en mí artículo, las relaciones tóxicas no son solo de pareja.
Y es que resulta particularmente difícil marcar una diferencia en nuestras prioridades el momento en el cual decidimos juntar nuestra vida con la de alguien más, y esto es algo que debe darse inevitablemente ya que es parte de dar este paso ¿a qué me refiero con esto? Pues la respuesta parecería simple: cuando vives con tus padres y hermanos (familia de origen) ellos suelen ser prioritarios, si necesitan algo podrías dejar todo por ayudarlos tanto en la parte económica como en la parte afectiva; después de todo son tu familia. El asunto es que el momento que juntas tu vida con otra persona los caminos se dividen, en teoría el propósito es iniciar tu familia propia; entonces ¿quién tendrá más peso en tus decisiones? Tu familia de origen o tu familia propia.
La respuesta es: tu familia propia. No se trata de ignorar o evitar a tu familia de origen, se trata de organizar prioridades considerando que estás construyendo algo nuevo, como una plantita que eventualmente dará frutos, por tanto, desde el momento que decides iniciar esta nueva etapa en tu vida lo más recomendable es replantear tus prioridades considerando que, tu familia propia está dando sus primeros pasos.
Lo que usualmente dificulta este tipo de decisiones y ha sido la causa de separación de muchas parejas, aunque se amen, son las dependencias afectivas negativas que se generan con padres, hermanos, primos o tíos. Existe una delgada línea entre los comentarios preocupados si algo no marcha bien y los comentarios que se dan una vez que se siente que un ser querido se fue de las manos, permítanme desarrollar esta idea: para que exista una dependencia debe haber un dependiente sumiso y un dependiente dominante (este puede ser un padre o hermano en realidad cualquier pariente que acostumbre a afectar tus decisiones) cuando el dependiente sumiso ha encontrado una persona con quien construir su familia propia, el dominante probará los límites abierto a la posibilidad de que la pareja pueda entrar bajo su dominio pero, si este no es el caso, temerá perder el control que tiene sobre el dependiente sumiso, por lo cual, empezarán las críticas y ataques con el fin de desacreditar a la pareja hasta conseguir separarlos, esto lamentablemente suele funcionar y solo se detiene el día que el dependiente sumiso se junta con una pareja que acepte la manipulación del pariente dominante.
Ahora, no podemos descartar que justo por una dependencia afectiva, una persona caiga en una relación abusiva con su pareja y que las observaciones sean por preocupación real; diferenciar esto es muy importante, entonces les comparto una clave, pregúntense lo siguiente:
- ¿Siento necesidad de sentirme aceptado por esta persona?
- ¿He sentido que debo ganarme su afecto? Es decir ¿Debo hacer cosas o cumplir caprichos para que me muestre afecto?
- ¿Esta persona es demasiado crítica ante mis defectos y errores y puede llegar a ser hiriente?
- ¿Cuál es la intención de la persona que hace la observación?
- ¿Esta persona ha intentado controlarme o manejar mis decisiones en el pasado?
Es importante que este análisis se haga a solas o con acompañamiento profesional, de esta manera nadie va a influir en las respuestas que obtengas; si la respuesta a estas preguntas es positiva, ten cuidado, es posible que no sea la mejor guía ante momentos complejos con tu pareja, si hiciste este análisis a solas te recomiendo hacer terapia para superar lo que está permitiendo que esta persona te manipule, seguramente no es la única que aprovecha estas debilidades para hacerlo. Si observas que no pretende cambiar tus acciones y decisiones, que no te chantajea emocionalmente, entonces escucha con el fin de evaluar tu situación en privado.
Es común decir que nuestros seres queridos quieren lo mejor para nosotros y que las cosas que hacen las hacen por cariño, sin embargo, no siempre nuestro pasado nos ha enseñado a querer de forma sana y de vez en cuando el egoísmo puede ser más fuerte, por ello, muchos comentarios u observaciones llegan a hacerse con una intensión de fondo que no es precisamente buena.
El camino para alejarnos de las dependencias afectivas es aprender a conocernos, amarnos y respetarnos; aunque suene extraño esto no es tan fácil ni tan común y para conseguirlo puedes necesitar guía ¡Busca ayuda! Nunca esta demás y aquí estoy para acompañarte en el proceso.
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