Negando una pandemia

Este artículo nace de la gran cantidad de videos que se han viralizado en redes sociales, donde se observa grandes grupos de gente que ha salido de fiesta sin el más mínimo cuidado, a pesar de la grave pandemia que azota al mundo entero; demás está mencionar la saturación del sistema de salud y que a pesar de que existe una vacuna, las posibilidades de llegar a ella son prácticamente nulas en el Ecuador. En este escenario me he preguntado ¿Por qué la gente se comporta como si no hubiera una pandemia? A continuación, les comparto el resultado de mi investigación y análisis personal:

El ecuatoriano promedio vive en un eterno “no pasa nada” ¿Qué quiero decir con esto? Pues pregúntale a alguien sobre un temblor o la posible erupción de un volcán (peligro latente en este país) y la respuesta será un “no pasa naaada”

Por otro lado, existe una rebeldía generalizada que se observa claramente el momento en el que nos dicen “NO” a algo (evita aglomeraciones, no se acerquen demasiado, no salgas sin mascarilla) para que el ingenio o “viveza criolla” muestre el camino para hacerlo de todas formas, así somos, idiosincrasia supongo. Ingenio que ha metido a más de uno en aprietos en un país donde el que respeta las normas o hace lo que debe es tonto y el que se las salta es digno de admiración.  

Ahora, también es importante considerar porque la idea de “cuida a tu prójimo” no funciona ni funcionará; la respuesta es simple, nos han educado para ver por nosotros y por nadie más, recuerdo que en el colegio un profesor me castigó por defender a una compañera a quien él había decidido dejar de pie toda la clase por no haberse levantado para saludarlo al entrar, su explicación fue, que no debí hacerlo porque en la realidad nadie va a ver por mí y si les es posible me pisotearán con el fin de avanzar. Seguro que ustedes también tienen anécdotas de este tipo, con esa formación de base pretenden que funcione una campaña que te pide cuidarte para cuidar al resto, ¿en serio? Una vida educándonos para ser individualistas y ahora pretenden recurrir a esa solidaridad que trataron de borrar. Tristemente el enfoque debió ser más personal.

La falta de información, realmente los números publicados por las instancias gubernamentales han dejado mucho que desear desde el inicio, por lo cual, han perdido credibilidad. Dentro del saco de la desinformación y poca credibilidad entran los medios tradicionales, ya que, en los últimos días han transmitido una sensación de que “no pasa nada” gracias a la suma de estas acciones la gente ha tomado dos bandos: están quienes definitivamente ya no creen en nada y quienes confían ciegamente en todo lo que estos medios y autoridades dicen, dentro de estos dos grupos existen más subgrupos y aquí está el principal riesgo, intentaré describir los más notorios:

• Quienes no confían en nada ni nadie y se han aislado al máximo que su realidad les permite, a pesar de ser duramente criticados por sus seres queridos.
• Los que tampoco confían, por tanto, han decidido creer que la amenaza no es real y se ponen en riesgo. Estas personas, muy frecuentemente tienden a difundir información falsa que “confirma” sus creencias.
• Quienes creen ciegamente en la información y por tanto subestiman la amenaza y han bajado la guardia, asistiendo a reuniones “pequeñas” cayendo en el engaño del pequeño círculo familiar.
• Entre los creyentes también están los que bajo el decir “la vida solo es una” se lanzan al vacío esperando lo mejor.

Un extra es el tema de vivir con miedo y a nadie le gusta llevar su vida de esa forma, el encierro provocó en la gente una necesidad mucho más grande de salir y frecuentar a sus seres amados, después de todo fueron meses en los cuales la tecnología nos acercó, pero a la vez generó más nostalgia.  

Es posible que en tu hogar, estés teniendo cuidado y desinfectando todo, también en teoría, tu familia digamos: hermanos, tíos, primos, se están cuidando; así también ellos tienen seres queridos que, en teoría también, se están cuidando; considerando esto les propongo un ejemplo que explica porque tu círculo realmente no es tan pequeño:

• Jesica y Carlos viven juntos, desinfectan todo, se están cuidando y no han enfermado, es el cumpleaños de la madre de Carlos y como todos sus hermanos en teoría se han cuidado, deciden reunirse. Uno de los hermanos de Carlos tiene una persona que le ayuda a arreglar su casa, quien es desinfectada antes de entrar, sin embargo, esta persona también ayuda en casa de más personas, esta persona se ha contagiado y no lo sabe.

Entonces se reúnen en casa de la madre de Carlos: él, su esposa, sus hermanos, sus parejas, y uno que otro conocido haciendo un total de 10 personas. entre ellos hay 2 adultos mayores y 3 niños en su primera infancia. Como ven estarían dentro de lo razonable, sin embargo, La madre y un bebé se contagian.

Conclusión, tu círculo no es tan pequeño como crees.

Ahora hablemos de la información que irresponsablemente desacredita los hechos y circula infamemente por todas las redes sociales y el boca a boca, y es que muchas personas encuentran en ella un alivio, hasta un consuelo para el miedo que todo esto nos lleva a sentir, las redes sociales son una herramienta maravillosa para decir cualquier cosa sin miedo a ser culpado, la comodidad y seguridad que da el estar detrás de una pantalla facilita esto.

Ante esto solo puedo hacerles un llamado a la curiosidad y la investigación, no reenviemos un mensaje que no hayamos investigado antes, que no estemos seguros de que fue creado por una fuente confiable; a estas alturas es muy probable que, en la familia de un amigo, o del amigo de un amigo alguien haya padecido la enfermedad o que exista un médico que esté en primera fila en nuestro círculo, hablen con ellos, pregúntenles y pidan opinión. Además, el poder desahogarse un poco les vendrá de maravilla.

Si has sufrido la pérdida de seres queridos y sientes que te es muy difícil de superar, busca ayuda, separa una cita y lo superamos juntos.