Te amé, te amo y te amaré

diciembre 1, 2020

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Te amé, te amo y te amaré

Este artículo ha sido particularmente complejo, siendo este un tema que viví y que gente que quiero mucho ha tenido que pasar, lo escribo con mucho cariño para mí, para ti, para todos ustedes que puedan necesitarlo.

Photo by insung yoon on Unsplash

Tristemente, la pérdida de un bebé es una realidad que golpea a muchas familias y en muchos casos el dolor que puede provocar se subestima, muchas veces se consigue pasar por alto y esto tampoco es malo, cada uno aprende a manejar sus penas con la experiencia. Si bien es cierto cada vez somos más conscientes de este tipo de situaciones, pero el tiempo que el bebé existió es un factor determinante para recibir algún grado de simpatía, lo cierto es que para muchos padres no importa el tiempo este es un dolor muy grande y la empatía de su medio es necesaria.  

Existen embarazos que duran apenas unas semanas, en este tiempo la ilusión ya llenó el corazón de los padres, se siente su presencia, se empiezan a pensar nombres, se planifica el futuro contando con alguien más; ¿Qué se hace con todos esos sentimientos cuando en tan poco tiempo se va? Algo que circuló mucho tiempo por mi cabeza fue: ¿Tengo permitido sentir esto? ¿Debería doler tanto? Y es que a pesar de saber lo que había pasado me negué a tomar mi dolor en serio hasta que este me rebasó; solo en ese momento, y con el acompañamiento adecuado, pude aceptarlo y empezar a hablar de ello, hay que mencionar que el no saber si nuestros seres queridos lo van a creer o como lo van a tomar, dificulta mucho esta tarea; por otro lado, simplemente la idea de que estos casos no suelen ser tomados en serio ni siquiera por algunos médicos, a mi parecer hacen que el dolor sea más difícil de expresar. El miedo a los juicios y a ser tachados de exagerados, hace que cualquiera sienta que no puede expresar el dolor que causó la pérdida y desahogar todos esos sentimientos no es una posibilidad en esas condiciones, por tanto, el llevar un proceso de duelo saludable es más complejo todavía; más aún si consideramos que no hay cuerpo que enterrar, no sabes de quien despedirte solo sabes que estuvo ahí, que lo amaste y lo cuidaste con todo lo que estuvo en tus manos.

El haber perdido un bebé desencadena una serie de sentimientos como la culpa e impotencia por no haber podido mantenerlo, ¿Qué hice mal? ¿Por qué se fue? ¿Hay algo malo en mí? ¿Seré capaz de hacerlo alguna vez? ¿Por qué a mí? ¿Se trata de algún castigo cruel? Repasaremos los hechos una y otra vez de principio a fin tratando de entender donde estuvo el problema y cuando todo se acabó. Todas estas ideas y sensaciones deben ser expresadas, de otra forma solo causarán más heridas y mas dolor. Cuando estés lista, por favor déjalo salir, háblalo.  

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Otra respuesta común, ante esta situación, es alejar a la pareja bajo la idea de que él no lo tuvo dentro de sí, que no sintió el dolor y la ausencia en el vientre, por eso no puede entender lo que significa, sin embargo, ellos también abrieron un espacio en su corazón, también lo esperaban con ilusión, su dolor puede ser distinto probablemente ni siquiera sean capaces de demostrarlo, pero es muy real, es por esto que lo mejor es no cerrarse al dolor personal y llevarlo juntos de la mano, entendiendo al otro, respetando sus lágrimas y sus silencios.

Para las madres y padres que están pasando por esto, mi consejo es: permítanse sentirlo, llorar y dense espacio para resolver este duelo por separado y en pareja, algo clave es hablar de ese bebé, darle un lugar a su existencia y no ocultar o negar lo que pasó, como hemos dicho antes las heridas que se ocultan sin limpiarlas y tratarlas solo pueden infectar, esto es igual, si no dejas que “le dé el aire” va a ser más difícil superarlo; pero no se fuercen hacerlo, vayan poco a poco. 

Si sienten que no pueden o no quieren hablarlo entonces prueben a escribirlo, pueden ser palabras para ustedes mismo, para leerlas más adelante o bien algo que, con mucho cuidado, puedan quemarlo con el fin de ayudarse poco a poco a soltar tantos sentimientos que pueden desbordar.

La pérdida de un bebé duele el alma como debería doler la ausencia de cualquiera, independientemente del tiempo, se lo amó y se lo esperó con ilusión. Ante esto la pregunta que surge en quienes nos rodean es: ¿Qué puedo hacer o decir? Gracias por eso, podemos empezar por evitar comentarios como:

– Todo pasa por algo, a lo mejor hasta venía con problemas.

– A lo mejor no era el momento.

– Al menos fue pronto y no sufrió.

– En tan poquito tiempo no alcanzaste a quererlo.

– Eres joven seguro puedes intentar nuevamente.

– Pero tienes a otros hijos, si es el caso.

– Dios sabe como hace las cosas.

Todo esto lo sabemos y lo pensamos, el asunto es que, en el corazón, una madre sabe que sin importar nada se lo iba a amar con la misma intensidad que a otro hijo, así que este tipo de comentarios no solo hacen de menos el dolor, sino que aumentan la culpa y el miedo.

Photo by Sebastian Pichler on Unsplash

Para seguir creo que es importante respetar los tiempos de quienes sufren, ofrecerse a estar, a acompañar y a escuchar, a veces, eso es todo lo que se necesita porque más allá de recibir consuelo se necesita desahogo, entonces lo que puedes hacer es escuchar. Que no se desestime la importancia de preguntar sin acosar, ¿Qué necesitas? ¿Hay algo que pueda hacer por ti? Y estar dispuestos a hacerlo.

Seamos empáticos y respetuosos, permitamos que los padres lleven su proceso de duelo como corresponde sin disminuir su dolor.

Photo by Majo Ron colección personal

Si los pensamientos que he descrito no han pasado por su mente, esta bien no se culpen por ello, como dije al inicio, cada uno ha aprendido a llevar su vida de cierta forma, pensar que debería sentirse más de lo que se siente tampoco es sano, pero si la preocupación es muy fuerte, siempre pueden buscar ayuda para entenderlo mejor.

Padres y madres que han pasado o están pasando por la pérdida de un bebé, ante todo recuerden que nada de lo que ha ocurrido es su culpa, el dolor que sienten es real y tienen derecho de sentirlo, de llorar; tómense el tiempo que necesiten para sanar, es lo mejor para su bienestar emocional y si el dolor es demasiado para manejar, cuenten conmigo para acompañarles en el proceso.

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